lunes, 13 de abril de 2015

LA ÉTICA ES UN FACTOR EN LOS SOCIOS FAMILIARES.

EMPRESA


Ética: factor clave en los socios familiares


Abril 13, 2015
Una definición de la ética proviene del vocablo griego Ethos, que significa habitación o morada, y hace referencia a la moral de cada persona. De esta forma, la ética cambia en las empresas si se construye desde la estructura de una persona.

El sistema moral, es decir el que mora en una persona, consiste en sus fundamentos, raciocinios, fines y hábitos, que dan lugar a la conformación del cuerpo teórico de la ética. Este sistema moral tiene dos propiedades fundamentales: la armonía o coherencia con el fin que se persigue, y la posibilidad de calificar las acciones de buenas o malas, con base en una veracidad real y no en la percepción del sujeto.
Como hay normas establecidas en diferentes contextos en los que el individuo actúa, es clara la delimitación que siente al no poder obrar con plena libertad de sus deseos, en observancia de lo establecido. Esto obliga a la dominación de sí mismo, convirtiéndose en el único ser capaz de asumir para sí conductas éticas, conductas que se originan desde su propia estructura, la cual está constituida por la libertad y por los elementos de voluntad y conocimiento. Con la libertad, la persona decide qué hacer consigo misma.
Con la voluntad se le posibilita, apoyado en la razón, a que actúe acogiendo algo como bueno, útil, necesario y digno. El conocimiento, por su lado, es un insumo para la razón, que se requiere para que obre la voluntad.
El conocimiento, por su lado, es un insumo para la razón, que se requiere para que obre la voluntad. Morando o existiendo en esta estructura de libertad, voluntad y conocimiento, es como se hace la persona, en búsqueda de su propio perfeccionamiento. A esta concepción general de la ética no escapan los socios familiares.

jueves, 29 de agosto de 2013

PRINCIPIOS Y VALORES ÉTICOS


VALORES Y PRINCIPIOS
La Dignidad Humana y sus implicaciones éticas
J. Vidal-Bota





VALORES Y PRINCIPIOS

El criterio de valoración


Valores universales


Principios

EL PRIMER VALOR

La Dignidad Humana


LOS PRINCIPIOS ÉTICOS


Principio de Respeto


Otros Principios


No malevolencia

Benevolencia
Doble efecto
Integridad
Justicia
Utilidad


El criterio de valoración

Desde la perspectiva ética, un objeto tiene mayor valor en la medida en que sirve mejor para la supervivencia y mejora del ser humano, ayudándole a conseguir la armonía y la independencia que necesita y a las que aspira.

Es por tanto esencial que los valores que se elijan y que se persigan en la propia vida se correspondan con la realidad del hombre, es decir, sean verdaderos. Porque sólo los valores verdaderos pueden conducir a las personas a un desarrollo pleno de sus capacidades naturales. Puede afirmarse que, en el terreno moral, un valor será verdadero en función de su capacidad para hacer más humano al hombre.


Veamos un ejemplo. Puedo elegir como ideal el egoísmo, en la forma de búsqueda de la propia comodidad y del propio bienestar, desestimando las exigencias de justicia y respeto que supone la convivencia con otras personas y que exigen renuncias y esfuerzos. La personalidad se volverá entonces insolidaria, ignorando los aspectos relacionales y comunicativos esenciales en el ser humano. Hecha la elección, el crecimiento personal se detendrá e iniciará una involución hacia etapas más primitivas del desarrollo psicológico y moral.


Por el contrario, si se elige como valor rector la generosidad, concretada en el esfuerzo por trabajar con profesionalidad, con espíritu de servicio, y en la dedicación de tiempo a causas altruistas y solidarias, entonces se favorecerá la apertura del propio yo a los demás, primando la dimensión social del ser humano y estimulando el crecimiento personal.


Valores universales


Como acabamos de referir (tal como se deduce del proceso de desarrollo del ser humano), la maduración personal sólo se facilitará procurando eliminar obstáculos que puedan originar una detención de la misma o una regresión a etapas más primitivas (propio interés). Por eso, parece acertado concretar algunos valores universales, deseables para todos.


En este sentido, la formulación clara y precisa del imperativo categórico kantiano ofrece abundante luz. Así, en la segunda formulación del Imperativo, en la Fundamentación de la metafísica de las costumbres, dice: «Obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, nunca meramente como un medio, sino que, en todo momento, la trates también como a un fin». Y en la tercera insiste en el mismo sentido: «Pues los seres racionales están todos bajo la ley de que cada uno debe tratarse a sí mismo y debe tratar a todos los demás nunca meramente como medio, sino siempre a la vez como fin en sí mismo. De este modo, surge un enlace sistemático de seres racionales por leyes objetivas comunes, esto es un reino, el cual, dado que estas leyes tienen por propósito precisamente la referencia de estos seres unos a otros como fines y medios, puede llamarse un reino de los fines»


Se trata de aquellos valores que se fundamentan en la dignidad incondicionada de todo ser humano. Una dignidad que -como puede deducirse de su propia génesis- no admite ser relativizada, no puede depender de ninguna circunstancia (sexo, edad, salud - calidad de vida - y demás cualidades).

¿Qué es un principio?

En sentido ético o moral llamamos principio a aquel juicio práctico que deriva inmediatamente de la aceptación de un valor. Del valor más básico (el valor de toda vida humana, de todo ser humano, es decir, su dignidad humana), se deriva el principio primero y fundamental en el que se basan todos los demás: la actitud de respeto que merece por el mero hecho de pertenecer a la especie humana, es decir, por su dignidad humana.


Vamos a examinar a continuación este valor fundamental (la dignidad humana), el principio ético primordial que de él deriva (el respeto a todo ser humano), y algunos otros principios básicos.



La dignidad humana, un valor fundamental

En la filosofía moderna y en la ética actual se propaga una subjetivización de los valores y del bien.

Desde David Hume, existe una corriente de pensamiento que se expresa en la idea de que no es posible derivar ningún tipo de deber a partir del ser de las cosas. El paso siguiente nos lleva a concluir que por valores entendemos nuestras impresiones, reacciones y juicios, con lo cual convertimos el deber en un fruto de nuestra voluntad o de nuestras decisiones.


En el positivismo jurídico tipo Kelsen el derecho es el resultado de la voluntad de las autoridades del estado, que son las que determinan aquello que es legalmente correcto - y legítimo - y lo que no lo es.


En ética, el positivismo y el empirismo afirman que bueno y malo son decisiones meramente irracionales o puro objeto de impresiones o reacciones, o sea, del campo emocional. Tanto en el positivismo como en el empirismo existe aún, es verdad, la idea de valores, pero sólo como una idea subjetiva o como objeto de consenso. El acuerdo por ejemplo de un grupo o de un pueblo crea los valores.


En realidad esto conduce a un relativismo total. Así por ejemplo, el grupo podría acordar que los judíos no son seres humanos o que no poseen dignidad, y que por tanto se los puede asesinar sin miedo a castigo alguno. Para esta teoría no existe ningún fundamento que se base en la naturaleza de las cosas y cualquier punto de vista puede además variar de una a otra época. No existe ninguna barrera segura de valores frente a la arbitrariedad del estado y el ejercicio de la violencia.


Sin embargo, el propio conocimiento y la apertura natural a los demás nos permite reconocer en ellos y en nosotros el poder de la inteligencia y la grandeza de la libertad. Con su inteligencia, el hombre es capaz de trascenderse y de trascender el mundo en que vive y del que forma parte, es capaz de contemplarse a sí mismo y de contemplar el mundo como objetos. Por otro lado, el corazón humano posee deseos insaciables de amor y de felicidad que le llevan a volcarse - con mayor o menor acierto- en personas y empresas. Todo ello es algo innato que forma parte de su mismo ser y siempre le acompaña, aunque a veces se halle escondido por la enfermedad o la inconsciencia.


En resumen: ala vez que forma parte del mundo, el hombre lo trasciende y muestra una singular capacidad - por su inteligencia y por su libertad - de dominarlo. Y se siente impulsado a la acción con esta finalidad. Podemos aceptar por tanto que el valor del ser humano es de un orden superior con respecto al de los demás seres del cosmos. Y a ese valor lo denominamos "dignidad humana".


La dignidad propia del hombre es un valor singular que fácilmente puede reconocerse. Lo podemos descubrir en nosotros o podemos verlo en los demás. Pero ni podemos otorgarlo ni está en nuestra mano retirarselo a alguien. Es algo que nos viene dado. Es anterior a nuestra voluntad y reclama de nosotros una actitud proporcionada, adecuada: reconocerlo y aceptarlo como un valor supremo (actitud de respeto) o bien ignorarlo o rechazarlo.


Este valor singular que es la dignidad humana se nos presenta como una llamada al respeto incondicionado y absoluto. Un respeto que, como se ha dicho, debe extenderse a todos los que lo poseen: a todos los seres humanos. Por eso mismo, aún en el caso de que toda la sociedad decidiera por consenso dejar de respetar la dignidad humana, ésta seguiría siendo una realidad presente en cada ciudadano. Aún cuando algunos fueran relegados a un trato indigno, perseguidos, encerrados en campos de concentración o eliminados, este desprecio no cambiaria en nada su valor inconmensurable en tanto que seres humanos.


Por su misma naturaleza, por la misma fuerza de pertenecer a la especie humana, por su particular potencial genético - que la enfermedad sólo es capaz de esconder pero que resurgirá de nuevo si el individuo recibe la terapéutica oportuna -, todo ser humano es en sí mismo digno y merecedor de respeto.



Principios derivados de la dignidad humana

La primera actitud que sugiere la consideración de la dignidad de todo ser humano es la de respeto y rechazo de toda manipulación: frente a él no podemos comportarnos como nos conducimos ante un un objeto, como si se tratara de una "cosa", como un medio para lograr nuestros fines personales.
Principio de Respeto

«En toda acción e intención, en todo fin y en todo medio, trata siempre a cada uno - a ti mismo y a los demás- con el respeto que le corresponde por su dignidad y valor como persona»


Todo ser humano tiene dignidad y valor inherentes, solo por su condición básica de ser humano. El valor de los seres humanos difiere del que poseen los objetos que usamos. Las cosas tienen un valor de intercambio. Son reemplazables. Los seres humanos, en cambio, tienen valor ilimitado puesto que, como sujetos dotados de identidad y capaces de elegir, son únicos e irreemplazables.


El respeto al que se refiere este principio no es la misma cosa que se significa cuando uno dice “Ciertamente yo respeto a esta persona”, o “Tienes que hacerte merecedor de mi respeto”. Estas son formas especiales de respeto, similares a la admiración. El principio de respeto supone un respeto general que se debe a todas las personas.


Dado que los seres humanos son libres, en el sentido de que son capaces de efectuar elecciones, deben ser tratados como fines, y no únicamente como meros medios. En otras palabras: los hombre no deben ser utilizados y tratados como objetos. Las cosas pueden manipularse y usarse, pero la capacidad de elegir propia de un ser humano debe ser respetada.


Un criterio fácil que puede usarse para determinar si uno está tratando a alguien con respeto consiste en considerar si la acción que va a realizar es reversible. Es decir: ¿querrías que alguien te hiciera a ti la misma cosa que tu vas a hacer a otro? Esta es la idea fundamental contenida en la Regla de Oro: «trata a los otros tal como querrías que ellos te trataran a ti». Pero no es ésta una idea exclusiva de los cristianos. Más de un siglo antes del nacimiento de Cristo, un pagano pidió al Rabí Hillel que explicara la ley de Moisés entera mientras se sostenía sobre un solo pié. Hillel resumió todo el cuerpo de la ley judía levantando un pié y diciendo: «No hagas a los demás lo que odiarías que ellos hicieran contigo».

Otros principios

El respeto es un concepto rico en contenido. Contiene la esencia de lo que se refiere a la vida moral. Sin embargo, la idea es tan amplia que en ocasiones es difícil saber cómo puede aplicarse a un caso particular. Por eso, resulta de ayuda derivar del principio de respeto otros principios menos básicos.


Vale la pena hacer notar que, en ética aplicada, cuanto más concreto es el caso, más puntos muestra en los que puede originarse controversia. En esta área, la mayor dificultad reside en aplicar un principio abstracto a las particularidades de un caso dado. En consecuencia, convendrá disponer de formulaciones más específicas del principio general de respeto. Entre estos principios están los de no malevolencia y de benevolencia, y el principio de doble efecto.

Principios de No-malevolencia y de Benevolencia

«En todas y en cada una de tus acciones, evita dañar a los otros y procura siempre el bienestar de los demás».

Principio de doble efecto


«Busca primero el efecto beneficioso. Dando por supuesto que tanto en tu actuación como en tu intención tratas a la gente con respeto, asegúrate de que no son previsibles efectos secundarios malos desproporcionados respecto al bien que se sigue del efecto principal»


El principio de respeto no se aplica sólo a los otros, sino también a uno mismo. Así, para un profesional, por ejemplo, respetarse a uno mismo significa obrar con integridad.

Principio de Integridad

«Compórtate en todo momento con la honestidad de un auténtico profesional, tomando todas tus decisiones con el respeto que te debes a ti mismo, de tal modo que te hagas así merecedor de vivir con plenitud tu profesión».


Ser profesional no es únicamente ejercer una profesión sino que implica realizarlo con profesionalidad, es decir: con conocimiento profundo del arte, con absoluta lealtad a las normas deontológicas y buscando el servicio a las personas y a la sociedad por encima de los intereses egoístas.


Otros principios básicos a tener presentes son los de justicia y utilidad.

Principio de Justicia

«Trata a los otros tal como les corresponde como seres humanos; sé justo, tratando a la gente de forma igual. Es decir: tratando a cada uno de forma similar en circunstancias similares».


La idea principal del principio de justicia es la de tratar a la gente de forma apropiada. Esto puede expresarse de diversas maneras ya que la justicia tiene diversos aspectos. Estos aspectos incluyen la justicia substantiva, distributiva, conmutativa, procesal y retributiva.

Principio de Utilidad

«Dando por supuesto que tanto en tu actuación como en tu intención tratas a la gente con respeto, elige siempre aquella actuación que produzca el mayor beneficio para el mayor número de personas».


El principio de utilidad pone énfasis en las consecuencias de la acción. Sin embargo, supone que has actuado con respeto a las personas. Si tienes que elegir entre dos acciones moralmente permisibles, elige aquella que tiene mejor resultado para más gente.

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lunes, 21 de enero de 2013

miércoles, 19 de septiembre de 2012

SUS PADRES SE AVERGONZARON DE ÉL

TREINTA Y TRES AÑOS EN SOMBRAS
por el Hermano Pablo

Cuando tenía seis años de edad, desapareció del pueblo. Nadie volvió a verlo. Y el poblado no era grande. Tenía apenas doce casas y unas cuarenta personas. Todos se conocían de nombre. Conocían los parientes de cada uno. Conocían su vida, sus costumbres, su risa, sus lágrimas.
Pero pasados treinta y tres años de su desaparición, Rudolff Sulzberger emergió de las tinieblas. Sus padres lo habían escondido en el sótano de la casa todo ese tiempo. La única razón era que Rudolff padecía de un leve retraso mental. Johan y Aloisia Sulzberger, de Berg Attergau, Austria, lamentablemente tenían vergüenza de la condición de su hijo.
Aunque este caso no es del todo raro, parece increíble. Que alguien, por padecer un retraso mental o por la razón que sea, esté forzosamente encerrado entre cuatro paredes sin poder salir a la luz del día, sin poder participar de las actividades que su condición admita, sin poder verse con nadie ni ser visto de nadie, es algo que pertenece a la Edad Media. Y lo trágico es que no es un caso único.
Toda persona es precisamente eso, una persona en todo sentido, especialmente en el sentido de ser creación de Dios. Y siendo creación de Dios, esa persona, cualquiera que sea su condición física o mental, merece la misma dignidad, decencia, nobleza y cariño que todos los demás.
Despreciar a alguien, y peor todavía, considerarlo menos que humano, especialmente si su condición es algo de lo cual no tiene ninguna culpa, es lo más indigno, vil e innoble que se pueda imaginar. En cambio, es de veras admirable la atención, la dedicación y el amor que padres, familiares y amigos dan a alguien que sufre cualquier impedimento físico o mental.
Todo el que ha sufrido el desprecio de los demás, especialmente el de familiares, debe saber que, precisamente por ese desprecio, Dios lo tiene más en cuenta. El Señor Jesucristo siempre puso de relieve la condición de los sufridos, de los despreciados, de los abandonados y de los solitarios, y Él tiene un amor, un cariño y una misericordia muy especial para ellos.
Por otra parte, toda persona que no conoce personalmente al Señor carece de dirección. Pero Cristo la espera con los brazos abiertos. Sus palabras son clásicas: «Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso» (Mateo 11:28). Esa invitación es para cada uno de nosotros. No la rechacemos. Aceptémosla hoy mismo.

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EL ABORTO - DESDE EL PUNTO DE VISTA RELIGIOSO.PPTXEL ABORTO - DESDE EL PUNTO DE VISTA RELIGIOSO.PPTX
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SALMO 139  Omnipresencia y omnisciencia de DiosAl músico principal. Salmo de David. 1 Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. 2 Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis pensamientos. 3 Has escudriñado mi andar y mi reposo, Y todos mis caminos te son conocidos. 4 Pues aún no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. 5 Detrás y delante me rodeaste, Y sobre mí pusiste tu mano. 6 Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; Alto es, no lo puedo comprender. 7 ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? 8 Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. 9 Si tomare las alas del alba Y habitare en el extremo del mar, 10 Aun allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra. 11 Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; Aun la noche resplandecerá alrededor de mí. 12 Aun las tinieblas no encubren de ti, Y la noche resplandece como el día; Lo mismo te son las tinieblas que la luz. 13 Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. 14 Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien. 15 No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra. 16 Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas. 17 ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! 18 Si los enumero, se multiplican más que la arena; Despierto, y aún estoy contigo. 19 De cierto, oh Dios, harás morir al impío; Apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios. 20 Porque blasfemias dicen ellos contra ti; Tus enemigos toman en vano tu nombre. 21 ¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen, Y me enardezco contra tus enemigos? 22 Los aborrezco por completo; Los tengo por enemigos. 23 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; 24 Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.      

lunes, 17 de septiembre de 2012

DEBILIDADES Y VIRTUDES

DEBILIDADES Y VIRTUDES
por Carlos Rey

Pierre Mathieu, cronista de cámara de Enrique IV de Francia, era un individuo a quien le gustaba decir las cosas tal y como son. Por eso al escribir la historia del reino, no hacía esfuerzo alguno por ocultar los desaciertos y las indiscreciones del galante monarca. ¿Acaso no era eso lo que le aseguraría un lugar merecido en la historia de su pueblo?
Luego de presentarle a su señor algunas páginas recién escritas, el rey no pudo menos que darse cuenta de su estilo franco y poco halagüeño tocante a él. Sus malas decisiones y su conducta dudosa no brillaban por su ausencia como él esperaba; al contrario, ¡relucían como trapos sucios que se sacan al sol! No vaciló, por lo tanto, en preguntarle al cronista con cierta incredulidad:
—¿Para qué revelar mis debilidades?
Mathieu no se acobardó, sino que repuso impasible:
—Señor, para que sean creídas vuestras virtudes.
Por eso dice un refrán: «Alabar lo bueno y reprochar lo malo, justicia es que hago.» Y otro proclama: «Del pan y del palo: uno para el bueno, y otro para el malo».1
A muchos se les olvida que la Biblia, además de ser una guía práctica de fe y de conducta, es la historia de un reino, no del rey Enrique sino del Rey de reyes, y no de Francia sino de todo el universo. Como tal, es un documento histórico cuyo Autor, de principio a fin, se preocupa por que cada crónica sea fidedigna, es decir, digna de fe o de crédito. Lo hace porque tiene como objetivo la confianza absoluta de quien lee su libro. No puede haber duda alguna de que es veraz. Por eso presenta a sus protagonistas principales como personas de carne y hueso. ¡Sus héroes no son menos humanos ni tienen menos defectos que los de Madariaga y de García Márquez! ¡Por algo será que tantas de sus historias han servido de guiones cinematográficos! Tratan con franqueza los temas que están de moda en las telenovelas de actualidad, pero con una importantísima salvedad, que es la razón por la que Dios insistió en que formaran parte del canon: nos enseñan a llevar una vida sana y provechosa. No ocultan los pecados grandes ni pequeños de sus personajes, porque así podemos identificarnos con ellos, conscientes de que no son mejores que nosotros, y el ejemplo de la consecuencia de sus pecados nos lleva a tomar una de dos decisiones: evitarlos, si no es demasiado tarde, o pedir perdón por los que hayamos cometido.
El cronista francés tenía razón: Para asegurar que sean creídas nuestras virtudes, debemos revelar nuestras debilidades. Pero hay algo más: Para asegurar que haya virtudes nuestras que se puedan creer, debemos creer en el Dios de las virtudes que nos asegura la salvación.

sábado, 18 de agosto de 2012

LA INTEGRIDAD UN VALOR MUY IMPORTANTE


«QUIEN ANDA EN MALOS PASOS»
«Me desempeñé por un año en el puesto de Director en la Junta Directiva de una entidad en que la administración le gustaba seguir con métodos desordenados de trabajo y posibles fraudes. Entonces propuse reglamentos que ordenaban el trabajo, los cuales fueron aceptados con resistencia. Mis compañeros de Junta, cuando me veían pelear con fortaleza, se quedaban callados y no me apoyaban por miedo, a pesar de que simpatizaban con mis proyectos de mejoría.
»Decidí renunciar, y ahora estos compañeros se han dado cuenta de irregularidades administrativas y me llaman para que yo... ponga la cara por ellos y sea el que haga la batalla.... Me parece que ellos deben enfrentar sus cosas; pero me preocupa también que cosas malas sucedan en esta entidad. Me molesta que ellos no tienen el valor para actuar, y que antes veían los toros desde las graderías, mientras yo luchaba.»
Este es el consejo que le dimos:
«Estimado amigo:
»Lo que le ha pasado a usted es un ejemplo de la mala administración, del engaño y del fraude endémicos en compañías, organizaciones y gobiernos en todo el mundo actual. Países como los Estados Unidos están sufriendo a escala nacional las consecuencias económicas causadas por personas involucradas en todos los niveles que se han hecho los de la vista gorda ante la falta de honradez y la codicia.... La falta de honradez en la sociedad en general es tal que se ha formado toda una cultura de encubrimiento de actividades ilícitas. Cada cual sabe que no le conviene comenzar un proceso en el que pudieran descubrirse sus propios fraudes.
»Sin embargo, usted, amigo, es una de las excepciones. Usted se rige por altos principios morales que consideran más valiosas la integridad y la honradez que su propio bienestar y ganancia. Es probable que usted se haya conducido de tal modo que no tiene secretos vergonzosos que intente mantener ocultos, así que no tiene miedo de que alguien pudiera vengarse de usted poniendo al descubierto esos trapos sucios. El sabio Salomón dijo: «Quien se conduce con integridad, anda seguro; quien anda en malos pasos será descubierto.»1
»Usted dice que ya ha renunciado a su puesto, por lo que suponemos que ya no le es posible actuar desde adentro. De modo que ahora tiene la oportunidad de enseñarles a los demás cómo pueden actuar con integridad. Si están dispuestos a escuchar sus consejos y hacer lo que es debido, entonces usted habrá ayudado no sólo a la organización sino también a los miembros de la junta en particular. Pero si usted sabe de actividades ilícitas pasadas o presentes, también debe informar a las autoridades competentes.
»Cuando Dios nos dio los mandamientos que prohíben la mentira y el robo, estaba tratando de prevenir situaciones en las que cualquier individuo saca provecho a expensas de los demás. De ahí que cuando optamos por quebrantar sus mandamientos, a la larga nos perjudicamos a nosotros mismos como también a toda nuestra sociedad. Lo felicitamos no sólo por guardar los mandamientos usted mismo, sino también por contribuir a formar un mundo mejor al dar un buen ejemplo.
»¡Adelante con valor!
»Linda y Carlos Rey
1Pr 10:9

miércoles, 11 de julio de 2012

VALORES DE RESPETO Y AMOR


«UN LLAMADO... A INCULCAR... VALORES»
por Carlos Rey

El 24 de noviembre de 2011, la doctora Margarita Cedeño de Fernández, en calidad de Primera Dama de la República Dominicana, convocó por octava ocasión a un Acto de Reflexión y Oración con motivo del Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra la Mujer, en el que este servidor tuvo el privilegio de participar como orador invitado. Para comenzar el acto, esta vez celebrado en la Casa San Pablo en Santo Domingo, la Primera Dama pronunció un atinado discurso. Entre otras cosas, dijo:
«La violencia contra la mujer es... una de las más crueles expresiones de carencia de valores, que lesiona no sólo a la víctima sino a toda la familia....
»Con este Acto de Reflexión, hacemos un llamado a toda la población para que acoja en su consciencia los valores fundamentales de la fe y asuma un compromiso personal y nacional de enfrentar y rechazar contundentemente este mal social....
»No podemos permitir que la vida de cientos de mujeres penda de un hilo y de la rabia, del trauma y de la agresividad que manifiestan algunos varones. No podemos permitir que la felicidad y el bienestar de cientos de niños, niñas y adolescentes se desvanezca porque ven morir a su madre, y queden huérfanos y vulnerables....
»La violencia tiene raíces profundas y muy diversas; por eso debemos empezar por la familia, la base donde muchas veces... se engendra el germen de la violencia y, si no se corta a tiempo, florece como cizaña que impide que crezcan buenos frutos.
»En ese tenor, hago un llamado a que nos comprometamos todos... a respetar y amar a nuestra pareja, a inculcar en nuestros hijos varones los valores del respeto, del cuidado y de la protección hacia la mujer, y a establecer relaciones sanas basadas en la consideración, en el diálogo y en el agradecimiento.
»... En la prevención de la violencia contra la mujer.... trabajamos... con los hombres a los fines de crear una nueva masculinidad y cambiar la cultura machista que tiende a perpetuar la discriminación contra la mujer. Los hombres no pueden seguir viendo a las mujeres como un símbolo sexual y de dominación....
»Como Primera Dama, he acompañado a muchas mujeres que, gracias a Dios, quedan vivas, aunque muchas veces mutiladas, quemadas o en muy malas condiciones físicas, y destruidas emocional y psicológicamente.
»Yo no puedo olvidar, a principios de mi gestión, un viernes en la tardecita, cuando una señora desesperada llegó a mi oficina con sus dos manos en una cubeta con hielo.... Hoy, gracias a Dios, [ella] vive y trabaja en la Fiscalía del Distrito Nacional. Y así otros casos de igual impacto....
»Yo soy una mujer plenamente agradecida... que... siempre tengo mi corazón puesto en lo que Dios me ha dado. Y Dios me ha rodeado de personas como ustedes que están dispuestas a ser un camino de paz y amor, y reflejar [su] gracia infinita..., para que juntos seamos faro de luz que ilumina las familias de nuestro país y hace florecer la vida de nuestras mujeres.
»Que Dios les bendiga.»1
¿Por qué no nos unimos a ese grupo de personas a las que se dirigió la distinguida Primera Dama aquella noche? Como la luz del mundo que somos, hagamos brillar esa luz delante de todos, tal como nuestro Señor Jesucristo nos instó a que hiciéramos,2 de modo que la familia de cada uno refleje su amor, su paz y su gracia infinita.

1«Palabras de la Primera Dama de la República [Dominicana], Dra. Margarita Cedeño de Fernández, en el Acto de Reflexión con ocasión del Día de la No Violencia Contra la Mujer, Casa San Pablo, [Santo Domingo], 24 de noviembre de 2011» <http://www.primeradama.gob.do/files/DISCURSO-Acto-ecumenico.pdf> En línea 25 enero 2012.
2Mt 5:14,16